Grete Stern ilustraba los sueños de las lectoras de una revista.
Durante el primer año, Grete fotografió casi todos los fotomontajes antes de entregarlos. Luego, prácticamente abandonó esa rutina, por eso hoy sólo se conservan 46 negativos.
Los protagonistas de las fotos eran sus amigos, familiares y vecinos, y las imágenes complementarias --paisajes, fondos, objetos, personajes secundarios- fueron tomadas de su propio archivo.
En la Argentina, el fotomontaje había sido usado de manera aislada. Pero el trabajo de Stern, que fue revalorado a fines del Siglo XX, marcaría un antes y un después en el género.
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